Por Jorge Díez
Es la apuesta de la familia Fuentes por volver a sus orígenes. Manuel Fuentes quiso volver a sus raíces palentinas y adquirió la finca en 1998 con el fin de recuperar la viticultura en la zona, que había jugado un papel importante desde la Edad Media hasta los 60.
Ubicada en Cogolludo, la finca tiene alrededor de 600 ha, de las cuales 44 son de un viñedo único por su altitud, ya que está por encima de los 1.000 metros, con unos suelos muy especiales y un clima extremo.
Otro aspecto que la hace diferente es la distancia a cualquier otra viña, no tienen vecinos cercanos. Incorporaron hace 4 años a Manuel del Rincón, ingeniero agrónomo y experto en viticultura ecológica, como técnico de campo y, más recientemente, a Xavier Ausás como responsable de enología. Con este espíritu surgió el proyecto de trabajar junto con el Instituto de la Vid y el Vino de Castilla la Mancha para recuperar la variedad Tinto Fragoso.
Ya tienen 4 ha, que injertaron en el 2005. Probamos una elaboración piloto encontrando un vino estructurado, vertical, con fruta negra y notas de regaliz. También tiene una muy buena acidez y un gran crecimiento en botella. Para finalizar, la bodega organizó un maridaje junto a Samuel y Blanca Moreno de El Molino de Alcuneza (estrella Michelin y estrella Verde).
La experiencia consistió en maridar unas migas de su pan artesanal (receta tradicional con diferentes matices de especias, hierbas frescas como la albahaca y texturas diferentes), con una cata vertical de su Finca Río Negro 5º Año añadas 2012, 2015 y 2017. Destaca sobre todo la añada 2015, siendo el vino más expresivo, complejo y en su perfecto momento de disfrute.