“Veo la apuesta decidida de cervezas o whiskies por los festivales celtas y me encantaría que pasase lo mismo con nuestros vinos”
Por Alberto Matos
Su atracción por la música tradicional de su Galicia natal viene de muy lejos. De unas inquietudes que desde su más tierna infancia dieron forma a un niño prodigio que, gracias a su pasión, maestría con la gaita y unas composiciones musicales que suenan actuales aun sin perder sus raíces, ha sido capaz de seducir en su edad adulta a todas las generaciones.
Su vínculo con el vino también viene de lejos, pues lleva años interpretando sobre escenarios tan insólitos como dispares. Una de sus últimas actuaciones le llevó como protagonista al EnveroFest, una cita ineludible que cada año aúna la mejor música con el mejor vino de la Ribera del Duero en la localidad de Aranda de Duero. Y allí fue precisamente donde hablamos con él sobre este y otros asuntos…
A estas alturas de tu carrera cuentas ya con cierta experiencia interpretando sobre escenarios vinculados de alguna manera con el vino, como la Feira do Viño de Amandi (DO Ribeira Sacra), Bodega Condes de Albarei (DO Rías Baixas), Noches de Bohemia (DO Jerez), Festival del Mil·leni (DO Cava), Sons del Món (DO Empordà)… ¿Qué tienen de diferente este tipo de espacios respecto a otros convencionales?
Mis primeras experiencias en este sentido tuvieron lugar en California. Allí veían clarísimo este “maridaje” entre el vino y la música de raíz. Desde entonces, he intentado hacerlo siempre que he tenido oportunidad. Sin ir más lejos, en nuestras tradicionales giras de verano por “Lugares Mágicos” siempre incluimos conciertos en bodegas, entre viñas, etc. Son ya clásicos, por ejemplo, los que hacemos todos los años en Pazo Baión o en la Ribeira Sacra. En cuanto a los tintos, como los de Ribera del Duero, siempre me ha fascinado que, como la música tradicional, no son para nada superficiales. Puedes sentir una energía telúrica que emana de las entrañas de la tierra misma.
En tus actuaciones por el mundo, ¿qué presencia has observado de los vinos españoles? ¿Cuál es su aceptación?
Los vinos españoles están muy presentes en todo el mundo. La verdad es que me hubiese gustado ir más de la mano en ese proceso de internacionalización. Hace años hicimos algunos pequeños “experimentos” con el Albariño Martín Códax en Estados Unidos, por ejemplo. Yo veo la apuesta decidida de cervezas como la Guinness, o de whiskies como el Macallan, por los festivales celtas, e incluso el patrocinio de artistas como los Chieftains, y me encantaría que pasase lo mismo con nuestros vinos, que muchas veces flirtean con muchos géneros, el indie, el jazz, la clásica, sin vender un imaginario musical claro, cuando su producto está profundamente enraizado.
Tradicionalmente, se dice que los romanos fueron los responsables de desarrollar el cultivo de la vid en la península, pero todo parece indicar que en Galicia los celtas ya consumían este producto. Como amante de esa cultura, ¿qué podrías contarnos sobre ello?
Pues me suena que cuando hice el pregón de Amandi me habían informado y efectivamente había indicios de lagares preromanos, pero a ellos curiosamente no les gustaba esa historia, porque su leyenda de origen estaba relacionada con Roma (risas). Lo que me cuenta el gran arqueólogo Barry Cunliffe es que a los antiguos celtas les gustaba tanto el vino que incluso lo intercambiaban por esclavos y que, en alguna ocasión, algún descendiente de irlandeses en Estados Unidos le había confesado que esta información le había aliviado, porque eso justificaba que no tenía un problema con el vino, sino que era una herencia cultural de sus ancestros celtas (risas).
Y hablando de música celta, mencionas en algún lugar a los irlandeses The Chieftains como tus descubridores… ¿Crees que hoy serías el mismo sin aquel encuentro casual en Vigo? ¿Qué has aprendido de ellos a lo largo de todos estos años?
Efectivamente, nada hubiese sido igual, ¡los Chieftains me cambiaron la vida! Y ahora que lo pienso…, ¡Cuántas charlas inolvidables he tenido con ellos, en giras por todo el mundo, al calor de un “glass of Spanish wine”!
¿En qué se parece la música celta gallega a otras como la tradicional música celta irlandesa, galesa, escocesa, bretona o, incluso, la vecina portuguesa?
Es un tema complejo al que he dedicado un “tocho” de 600 páginas (“La hermandad de los celtas”, Espasa). Resumiendo al máximo, yo diría que no es difícil detectar un aire de familia entre todas esas músicas atlánticas, de la misma manera que se aprecia entre las mediterráneas. Y es que son muchos siglos o incluso milenios de contactos en épocas en que el mar era la gran autopista de comunicación e intercambio de ideas. El “Atlantic Corridor”, le llaman…
¡Y no podemos olvidarnos de la música castellano-leonesa! Todo el gran noroeste peninsular tiene unas músicas tradicionales extraordinarias que perfectamente son entendibles como música celta. Sobre todo la instrumental, claro. Los bretones alucinan, por ejemplo, con lo que se parece la música leonesa a la suya. Y con las dulzainas, aún más…
¿Crees que tu música está suficientemente valorada y reconocida en España? ¿Piensas que goza de un mayor prestigio fuera de nuestras fronteras? ¿En qué país o países te sientes más cómodo?
En España los 80 supusieron una ruptura con nuestra propia música. Dice Santiago Auserón que la suya fue la primera generación musicalmente apátrida del país. Para ser modernos había que copiar el pop rock. Lo mismo pasó con todo lo que sonase a rural, no sólo la música. Había que ser urbanos. Por suerte, eso está cambiando por fin y -algo insólito hace unos pocos años- ahora hay hasta grandes artistas mainstream que se inspiran de la música tradicional. Las llamadas “músicas urbanas” -por características técnicas en las que no voy a entrar ahora- están muy cerca de nuestras músicas tradicionales. Estos artistas, que de repente descubren “su propia cultura musical” y la aplican a su obra, aun no lo hacen con la misma naturalidad, profundidad y conocimiento que en el mundo anglo o en Latinoamérica, que llevan décadas haciéndolo, pero todo se andará. Y supongo que poco a poco también llegará el reconocimiento oficial. Las instituciones aún siguen pensando que la música clásica o el pop son más universales que la nuestra. Y es que nuestra música se puede dejar influenciar por cualquier otra -como siempre ha ocurrido- e incluso viajar por el mundo mejor que ninguna otra. Pero es importante que nos dejen jugar en igualdad de condiciones.
Entre tus fusiones de música celta con otro tipo de músicas del mundo, ¿cuál consideras que te ha dado mejor resultado? ¿Hay algún otro tipo de música con el que te gustaría experimentar?
Pues yo siempre estoy abierto a descubrimientos, pero es cierto que ya llevo hechos muchos encuentros musicales por el mundo siguiendo esas pistas que nos ha dejado la historia. Ahora quizá estoy especialmente centrado en que la gente joven en los “países celtas” no pierdan el contacto entre ellos. Así, como veo menos “ombliguismo” en España en estos últimos años y más intercambios entre músicos de diferentes tradiciones musicales, que buscan más lo que tienen en común que lo que les separa, tengo la sensación de que en los países celtas se está produciendo un proceso inverso.
Tras el éxito de la segunda parte de “A Irmandade das Estrelas”, disco en el que colaboraste con artistas de la talla de Rozalén o Liam Ó Maonlaí, ¿para cuándo nuevo material completamente inédito?
Realmente ese disco ya eran temas nuevos con la excusa del 25 aniversario, pero ahora mismo estoy muy ilusionado con otros dos proyectos: el primero es Celtic Beethoven, que llevaremos próximamente a París con la gran estrella de la ópera Bryn Terfel y que espero se convierta también en disco bien pronto. El segundo es una banda sonora para los barcos de Brittany Ferries que unen las costas atlánticas europeas y que, por cierto, ahora también llegan al norte de España.
También colaboraste con Tanxugueiras, que a punto estuvieron de representar a España en Eurovisión el año pasado… ¿Qué opinión te merece este festival? ¿Estás de acuerdo con las apuestas españolas?
Pues sí, son unas cracks, están en el disco del 25 aniversario en una canción en la que también canta Iván Ferreiro. Me sorprendió su esfuerzo y capacidad de trabajo. Tenían muy claro que si buscaban el éxito había que currar y dejar de lado los complejos. Y ese éxito les llegó con la “no selección” para Eurovisión. Es probable que hasta haya sido lo mejor para ellas. Yo he vivido casos de artistas amigos que han ido, pues casi todos los años hay propuestas próximas a la música celta. Incluso una colaboradora nuestra ganó por Irlanda, Eimear Quin. Pero para los que perdieron y quedaron muy abajo fue un palo grande. Reconozco que a mí varias veces me tentaron, tanto del mundo de los eurofans como del entorno de la discográfica y nunca lo vi claro. No era mi mundo y en aquel momento lo más probable es que me hubiesen “crucificado”. Pero claramente los tiempos cambian (risas). Quién sabe si algún día las cosas cambiarán y TVE y la “oficialidad” pasarán a ver nuestra propia cultura musical, más allá del flamenco, como un orgullo.
Tienes por delante un año de fechas ya confirmadas para subirte en diferentes escenarios… ¿Qué podremos encontrar?
Pues ahora toca la gira de “Lugares Mágicos”, que nos llevará como cada verano por sitios ideales tanto para escuchar música como para tomarse un buen vino, así que la gente no tiene más que buscarlos en nuestra web o redes si quiere acompañarnos.
TEST DEL VINO Un momento para tomar vino
La puesta de sol.
Una zona de viñedos para perderse
Hay muchas y muy mágicas, desde la Ribeira Sacra hasta la Ribera del Duero.
Un plato y un vino
Una buena centolla y el vino que se le introduce al final, creando un verdadero elixir para compartir.
Un recuerdo con vino
En Santa Bárbara, California, junto a The Chieftains y Jackson Browne, cuando, brindando con un buen Ribera del Duero evocando posibles cosas a mejorar en España, todos me dijeron al unísono: “Oh no please…. Keep Spain like it is!” (“Por favor… ¡no cambiéis nada de España!”).