“Lloro cada vez que, tras catar un rosado emocionante y bien estructurado, descubro que al año siguiente lo han elaborado pálido y aburrido porque la primera versión no se vendía”
Por Alberto Matos
Arrancó el aplauso unánime del pú -blico tras su magistral ponencia en Cigales, durante la celebración de la sesión de rosados del Concours Mondial de Bruxelles. Es una auténtica experta en vinos rosados, que comenzó detestando y a los que hoy dedica tres libros. El último, a punto de ser publicado.
Al comienzo de tu ponencia en Cigales, durante la celebración de la sesión de rosados del Concours Mondial de Bruxelles, afirmaste que el vino rosado no es un tipo de vino. ¿Podrías explicarnos por qué?
Teniendo en cuenta que no existe una definición oficial, cuanto más cato vinos rosados, más me doy cuenta de que su definición no se ajusta a la realidad. Los rosados abarcan desde un blanc de noirs hasta un rojo pálido, dependiendo de la variedad y del método de vinificación. Yo daría un paso más y me atrevería a decir que, quizás, definir un vino por su color –blanco, naranja, rosado o tinto- es algo obsoleto y restrictivo. El color no es una característica definitoria, pero tampoco lo es la estructura o el estilo. Curiosamente, el color parece afectar a muchos profesionales del vino de una manera negativa. Recientemente escribí un artículo sobre los vinos rosados dulces -concretamente, Oporto y vin doux natural- y muchos eran magníficos. Sin embargo, me sorprendieron las reacciones negativas que observé por tratarse de vinos dulces y rosados. El espumoso rosado es una ex - cepción a la norma. Tanto es así que el champagne rosado es todavía un producto premium.
España es el segundo productor mundial de vino rosado, solo por detrás de Francia. No obstante, nuestro país no se encuentra entre los principales consumidores... ¿Por qué?
Esta es una pregunta interesante. En Francia existe una teoría que dice que la popularidad de los rosados muy pálidos se debe a que son un sustituto de los vinos blancos. A esto se suman las estrategias de marketing que lleva a cabo el sur del país, por las que los parisinos consumen vinos rosados y sueñan con el glamour de la Costa Azul. En España, la historia que yo conozco es que los rosados son considerados como vinos sobrantes que son consumidos por personas mayores y por turistas en los lugares de vacaciones. Sin embargo, España produce algunos rosados excelentes, de los que veo poca publicidad. Creo que los tintos y los blancos están considerados allí como vinos serios, al contrario de los rosados.
En tu opinión y en términos de calidad, ¿cuál es el perfil de los vinos rosados españoles? ¿Qué resaltarías de ellos y qué no?
Esta es una pregunta difícil, principalmente porque, por fortuna, no hay un perfil único. Durante los últimos veinte años, los vinos rosados españoles han experimentado un importante incremento de calidad. Los viticultores y los vinicultores han aprendido a elaborar vinos rosados frescos y equilibrados. A ello han contribuido decisiones clave como la elección de nuevos emplazamientos, más elevados y orientados al norte; el cambio de fechas de las vendimias y el control de la temperatura en las bodegas. Todos ellos producen vinos fantásticos. Concretamente, Rioja está elaborando algunos rosados estupendos. Pero –y aquí llega mi gran “pero”- ahora nos encontramos en una nueva etapa. Hay una tendencia creciente en Francia, Italia y España que apuesta por reconocer que estos nuevos rosados, si bien ofrecen una buena calidad, a menudo están elaborados en un estilo muy internacional. El mercado está ahora buscando estilos regionales, que expresen la personalidad de las variedades autóctonas y del terroir. Zonas como Cigales parece que han conseguido adaptarse a ambos estilos. La Bobal es una variedad “afortunada” porque produce naturalmente rosados más pálidos, y debo confesar que me encantan algunos de los vinos elaborados con uvas procedentes de viñas viejas cultivadas en cotas elevadas. Por su parte, Navarra parece anclada en la tradición y creo que está muy bien que hayan logrado permanecer fieles a su propio carácter. Y, como sucede en el resto del mundo, los rosados consiguen solo venderse a la mitad del precio de los vinos tintos. Por eso necesitan de grandes productores de vinos tintos que apuesten por ellos. Insisto en que eso no solo sucede en España. La mayor parte de vinos rosados producidos en España se exportan como graneles… Ese es uno de los motivos por los que su valor es más bajo que el de los franceses o italianos…
¿Cómo nos comparamos con esos países? ¿Qué estamos haciendo mal?
No estoy segura de que ese sea un problema exclusivo de los vinos rosados españoles, pues también hay graneles de vinos blancos y tintos. Personalmente, no me preocupa demasiado. Siempre habrá consumidores que quieran comprar vinos baratos. Por otra parte, los vinos rosados premium son grandes embajadores de una región o de un país.
¿Cuál es la parte más difícil a la hora de elaborar un vino rosado de calidad? ¿En qué se diferencia de los vinos tintos y blancos?
El hecho de que no contemos con una definición precisa de qué es un rosado puede ser, al mismo tiempo, una bendición y una maldición. Algunas personas odian los rosados con roble, taninos y color. A otras les encanta la fruta y, quizás, un toque de azúcar residual. Todas ellas están de acuerdo en que la acidez es importante. Criar en roble un rosado exige suficiente extracto de fruta, pero eso puede acarrear problemas si lo que se busca es un color pálido. La mayoría de vinos premium rosados de Provenza incluyen un alto porcentaje de uvas blancas que aportan peso. El tipo de roble también es importante y puede llegar a dominar fácilmente. Otro aspecto es la añada. Un vino premium es muchas veces calificado así por su habilidad para envejecer, aunque los rosados normalmente son considerados como vinos para consumir en el año. ¡Tondonia ha conseguido dominar el marketing de los rosados envejecidos! Si el estilo regional es equivalente a premium es otra cuestión. Si un vino tinto de Rioja se presenta en el mercado, el consumidor espera encontrarse con un determinado estilo. ¿Pero sabe realmente cuál es el estilo de los vinos rosados de Rioja? El consumidor habla del estilo de los rosados de Provenza, pero a menudo eso únicamente se refiere al color pálido, así que los productores tratan de complacer a todos los públicos. Me llama la atención que los productores de una región rara vez hablen entre ellos para poner en común qué es lo que para ellos hace que un vino rosado sea excelente con un estilo regional propio. Hay libros escritos sobre las características que definen los mejores vinos tintos y blancos, pero muy pocos sobre los rosados. Actualmente estoy terminando un libro centrado en los vinos premium rosados de calidad y en los estilos regionales, que están todavía arrancando.
¿Qué tendencias definen actualmente la producción y el consumo de vinos rosados? ¿Qué nos encontraremos en el futuro?
Para mí, la tendencia más estimulante es la vuelta a las tradiciones por parte de los productores. Especialmente de los más jóvenes, que dicen estar experimentando con la forma de elaborar que empleaban sus abuelos, incluyendo la fermentación en grandes barricas viejas, ánforas y depósitos de hormigón; obteniendo colores más oscuros; aplicando menos controles de temperatura; empleando variedades tradicionales; y no filtrando los vinos. Quizás esto potencie los estilos regionales. También hay nuevos vinos rosados naranjas, elaborados con un 90% de uvas blancas.
Todos sabemos cuáles son los principales mercados de consumo de los vinos rosados pero, ¿hay otros que están despertando y mostrando un interés creciente por los vinos rosados? ¿Cuál podría resultarnos más sorprendente?
El mercado de los vinos rosados baratos podría ser un buen ejemplo, sobre todo en supermercados, bares y destinos de vacaciones. También pueden sorprender las vinotecas especializadas que venden vinos interesantes y los sumilleres, que armonizan diferentes estilos y añadas con las comidas. Algunas añadas antiguas, de hace o 20 o 30 años, pueden ser maravillosas para esto.
¿De qué manera se consumen habitualmente los vinos rosados? ¿Cuál es la edad media del consumidor?
La mayoría de los rosados se consumen –y me entran escalofríos solo de pensarlo- helados, directamente de la nevera, sobre todo con amigos o como parte de un acontecimiento social. En general, creo que las mujeres consumen más vino rosado aunque, eso sí, no con un margen muy grande. El mercado solía estar copado por jóvenes en su veintena, aunque ahora la horquilla se ha ampliado. Creo que el perfil del consumidor está cambiando lentamente, pero todavía queda por convencer a los consumidores serios de vino de que los rosados merecen la pena. Los vinos rosados pálidos son muy populares últimamente…
¿Se trata de una simple moda o hay algo más tras esta tendencia?
Comenzaron como un rasgo visual de una manera de elaborar nueva y premium. Con el color pálido se trataba de transmitir que no eran un subproducto del vino tinto. Pronto se convirtió en una obsesión y yo me indignaba con determinados artículos de prensa que repetían sin parar la misma morralla describiendo los bonitos colores rosados pálidos. Lloro cada vez que, tras catar un rosado emocionante y bien estructurado, descubro que al año siguiente, lo han elaborado pálido y aburrido porque la primera versión no se vendía. Es una moda producto del marketing y del comercio de vino. Los productores, distribuidores y periodistas deben apoyar los vinos de calidad, no los dictados de la moda.
Si esta moda perdura en el tiempo, ¿qué pasará con los rosados de color más potente como los que se producen en Navarra o Cigales? ¿Deberían adaptarse? Si los productores abandonan sus estilos tradicionales para competir con el mercado internacional de los rosados pálidos, será una catástrofe. Todos seríamos culpables por no brindar apoyo a los vinos tradicionales. Realmente lo siento así. El papel de las grandes marcas internacionales y de los influencers de Instagram, posando con sus rosados pálidos junto a la piscina, es un desastre para esta categoría.
En España, cuando alguien añade cubitos de hielo a su copa de rosado, generalmente recibe miradas de desaprobación. ¿Qué opinas de esta manera de consumir vino? ¿Es un “sacrilegio”?
Debo admitir que, si el vino es simplemente bebible, yo también lo tomo con hielo. Pero es cierto que parece un sacrilegio poner cubitos de hielo en un buen vino. La pregunta es, ¿por qué hacerlo? Si se tiene sed, entonces lo mejor es el agua. El hielo diluye la cantidad de alcohol, así que no ayuda si quieres ponerte contento… Así que, ¿por qué?
Has escrito dos libros sobre el vino rosado y estás a punto de publicar un tercero. ¿De dónde te viene este interés?
Comencé a trabajar con los vinos de Provenza allá por 1986, sobre todo con los tintos. Por aquel entonces, los blancos y los rosados no eran muy buenos, y solo se podían vender en julio y agosto. Empecé con los rosados a medida que su producción aumentaba y su calidad mejoraba. Al principio era bastante reacia –no vivo junto al mar ni tengo una piscina- así que pensaba que no era un vino para mí, y prefería los tintos y los blancos. Creo que quizás mi rechazo inicial me ha ayudado. No me veo arrastrada por la locura de los rosados. Siempre los he visto como vinos serios y siempre he buscado los de mayor calidad o los más interesantes. Mi tercer libro “Rosés of Southern France” (Los rosados del sur de Francia”) saldrá a la venta a finales de junio, y estará disponible en Amazon. Con el primer libro aprendí sobre la historia de este estilo de elaboración y sobre sus variaciones globales. Con el segundo, tras catar mil rosados del sur de Francia, aprendí mucho sobre las enormes variaciones de estilos. Este nuevo libro es un manual profundo, con mínimas notas de cata, que aparecerán en la página web. Y ahora tengo otras muchas ideas más para otros libros que publicaré en el futuro. ¡Incluso he colaborado con un productor eslovaco para producir mi propio rosado.
Al final de la jornada laboral, con amigos o familia y una buena cena.
Recientemente he descubierto la belleza de las colinas de Saint-Chinian, al norte de Languedoc
Bruno, en Lorgues (Francia). Una verdadera obra de arte entre los viñedos del centro de la Provenza.
Esta es una pregunta difícil de responder. No me puedo decidir entre un simple plato de pasta con champiñones o una ensalada con queso de cabra con una copa de rosé de color intenso
Las viñas viejas desprenden magia. Un Cabernet d’Anjou de 1959 en un chatêau con vistas al Loira es mágico. Hace poco he probado dos de 1976. Uno era un Tavel, elaborado por el abuelo del productor, y otro hecho en el garaje de un productor en Salento (Puglia). Ambos eran magníficos. Llenan la copa de historia, recuerdos de veranos pasados, gente y otra vida.