“El show es un monólogo sobre el mundo del vino, es un show cómico pero está escrito con mucho cariño y mucho respeto”
Por Vanesa Viñolo
Lo de Sheila y el vino viene de lejos. Con viñas y una pequeña bodega familiar en la DO Arlanza, se crió entre podas, vendimias y lagares y siempre sintió pasión por el mundo de las catas. Publicista de formación (estudió en la madrileña Facultad de la Información, rama Publicidad y Relaciones Públicas), enseguida enfocó su vocación hacia la interpretación (Diplomatura en Interpretación para Cine y Televisión en el Instituto del Cine de Madrid), trabajando principalmente en el mundo de la televisión y de las series y enfocándose en esa comedia de la que se confiesa siempre estuvo enamorada.
Muy vinculada con Argentina, allí se encontraba durante la pandemia y allí fue donde, tras una tediosa cata técnica de vinos, decidió que iba a poner su talento y experiencia como monologuista al servicio de su otra gran pasión: el vino. Y así, justo al salir del temido COVID comenzó, paso a paso, a crear su Wine Up Comedy, un espectáculo lleno de frescura y mucho humor en el que Sheila, desde el respeto y la “buena uva”, va desgranando todas esas situaciones que pueden surgir cuando te “enfrentas” al mundo del vino.
Una standup comedy de humor blanco que se complementa con una cata de varios vinos de carácter más convencional, pero siempre desde la frescura y la inmediatez, en un continuo guiño con el público al que Sheila, con su simpatía y cercanía, siempre se mete en el bolsillo. Charlamos con nuestra particular “maravillosa señora Maisel” sobre su exitoso show protagonizado por el vino con humor.
Un espectáculo en torno al vino y al humor... ¿Cómo surge esta idea? ¿Desde cuándo llevas realizando tu Wine Up Comedy?
Todo comenzó en Argentina. Yo soy de Madrid pero he vivido muchos años fuera. Desde siempre me ha gustado mucho el mundo del vino y de las catas, y estando en una que se puso muy técnica empecé a pensar cómo una cosa tan bonita como el vino a veces se pone tan técnico y tedioso que te hace perder el interés y por qué los sommelier no hacían catas más entretenidas, más para todo el público... Y pensé, ya que a mí me gusta tanto el vino, ¿porqué no lo hago yo? Tengo background de comedia, hace años que hago start up comedy (monólogos), así que me dije: ¿por qué no hago una fusión del vino desde el humor? Y así surge Wine Up Comedy.
Lo estuve escribiendo durante seis meses, y cuando se terminó la pandemia, se lo comenté a una bodega y le pareció una idea genial. El primer show lo hice en Argentina en 2021 para 25 personas, en una vinoteca muy chiquitita, con una bodega de Mendoza que me apoyó en la iniciativa.
Hablemos un poco de ti. ¿Cuándo descubres que lo tuyo es la comedia?
A mí siempre me ha gustado la comedia, cuando iba a la universidad y veía el Club de la Comedia me fascinaba Eva Hache y pensaba que era una mujer increíble, que quería hacer lo mismo que hace ella. Siempre la comedia estaba ahí. Creo que profesionalmente empecé en Chile a hacer comedia. Un día iba a apuntarme a un curso de tango y estaba lleno, y al lado había un curso de comedia y me dije: pues me voy a apuntar a este taller de monólogos... Y empecé a hacer comedia en Chile.
Luego de allí me fui a Argentina, y ya con mi show de Wine Up Comedy, volví a España en 2022. Pensé que si había funcionado en Argentina, ¿cómo no iba a a funcionar en España, que somos un país tan amante del vino?
¿Y tu vínculo con el vino? ¿Cómo surge?
Yo he estado vinculada con el mundo del vino desde siempre, porque mi familia es de Covarrubias, Burgos, un pueblo perteneciente a la DO Arlanza. Tenemos una pequeña bodega y viñedos, así que desde que tengo uso de razón he ido a vendimiar (al principio obligada y luego ya por placer), a podar, a pisar la uva en el lagar... Lo tengo muy interiorizado.
Luego, en el 2000 me fui a vivir a Mendoza, Argentina, y es cuando realmente descubrí los vinos del Nuevo Mundo y me puse a estudiar sobre el vino. Así que hace 24 años que me lo empecé a tomar en serio.
Cuéntanos un poco qué vamos a encontrarnos en tu show
Es un monólogo sobre el mundo del vino, un show cómico pero escrito con mucho cariño y mucho respeto. Porque sí que es verdad que muchas veces en la comedia uno se toma las cosas en broma, y yo el vino no me lo tomo en broma. Me tomo a broma muchos asuntos alrededor, pero no el vino. Lo más importante es que la parte cómica la llevo yo pero para el peso de la cata siempre invito a una bodega para que nos de durante el show tres notas de cata. Porque está muy bien la comedia y que nos riamos mucho, pero yo quiero que el público, cuando termine el show, diga: qué bien me lo he pasado pero también cuánto he aprendido de vino.
¿Qué tipo de público suele acudir a tu show? ¿Hay un perfil?
Este show está funcionando por el boca a boca, y estoy sorprendida con la variedad de público que tenemos. Tenemos gente desde los 20 a los 90 años, y me encanta. Hay mucha gente que viene en pareja y luego se está poniendo muy de moda venir en grupo. Tenemos muchas despedidas de soltera, soy la reina de las despedidas de soltera. A veces me contratan como show privado para despedidas de soltera y me dicen: estábamos entre tú o el mago (risas). El otro día se hizo un grupo de 62 personas que vinieron al show.
¿Interactúas con el público? ¿Quiénes dan más juego?
Mi show es muy interactivo, saco a mucha gente al escenario. Llega un momento en el que todo el mundo quiere subir al escenario, y quiere hacer el tik tok. Yo no era consciente pero me lo han comentado, y es que no trato “mal” al público. Muchas veces cuando vas a un monólogo los comediantes “vacilan” al público, yo lo trato bien.
¿Y el show va mutando según el público?
Yo creo que el humor depende mucho del público. Cuando llego a un sitio, lo primero que pregunto es qué tipo de público va a ver. No es lo mismo tener un público en un pueblo en Logroño que en un barrio como Malasaña en Madrid. Son totalmente diferentes. El material o los chistes que vas a usar en el show no son los mismos. Y si son los mismos, hay que adaptarlos, con mucho cuidado: hay que cambiar el lenguaje, las referencias... No es lo mismo hacer humor para un chico de 18 años que para un señor de 72.
Osea, que además de cómica eres psicóloga...
Bueno, yo creo que todos los comediantes trabajamos con eso. Al igual que un sumiller que cuando va a hacer una cata sabe que no es lo mismo hacer una cata para unos chicos de 25 años en un bar de Madrid que para un grupo de jubilados en una bodega de Rioja.
Aunque madrileña de nacimiento, tienes una gran vinculación con Argentina y Chile. ¿Somos muy distintos? ¿Compartimos la misma cultura del vino y el humor o tienes que enfocarte a dos espectáculos diferentes?
En Argentina y España nos diferenciamos básicamente en la manera de pedir el vino. En España pedimos el vino por la zona: dame un Ribera, un Rueda, un Rioja; en Argentina se pide por la variedad de uva: dame un Chardonnay, dame un Malbec. Cuando a un argentino le das un vino de Rioja lo primero que te pregunta es: ¿qué uva lleva? Respecto al humor, el argentino es mucho más analítico, hace un humor más psicológico, de las pequeñas cosas, del detalle.
Hablemos de tus gustos. ¿Qué le pides a un vino para que forme parte de tu show?
Que me dejen comunicarlo de una forma divertida y que haya variedad en su gama. Por otro lado, viene mucha gente a mi show que no bebe alcohol, así que estamos planteando también el hacer el espectáculo con vinos sin alcohol.
Creo que has estado realizando un curso de cata de cervezas... Otro mundo, con un público que en muchas ocasiones comparte afición con el vino. ¿Habrá un Beer Up Comedy en el futuro?
Está muy cercano ese futuro. Son las cervezas las que han venido a buscarme. Las cerveceras son muy inteligentes y la gente que trabaja en su marketing está muy al día.
Nos comentabas cómo la idea de hacer este espectáculo surgió tras una cata bastante aburrida. ¿Crees que la comunicación del vino está cambiando?
Se está haciendo en comunicación una gran trabajo de acercamiento, como el que realiza Santi Rivas de Colectivo Decantado, también con mucho humor. Se está realizando un gran trabajo en redes sociales, acercando el mundo del vino de una manera muy divertida, no tan dogmática, más tranquila, más casual. Y yo creo que está muy bien, tanto marcas, bodegas como comunicadores nos estamos esforzando. Hay bodegas que entran en contacto conmigo porque es una manera de acercar el vino, de llegar a la gente joven, que para ellos es una necesidad. Siempre estoy abierta a nuevas colaboraciones.
¿Dónde y cuándo podremos disfrutar de tu espectáculo en los próximos meses?
Una vez al mes me encontraréis en la madrileña sala Galileo Galilei, y además os invito a a que visitéis mi web, www.wineupcomedy.com, donde están todos los lugares en los que podréis encontrarme próximamente.
A partir de las 13h siempre me parece un buen momento.
Valle de Uco, Mendoza.
El restaurante de la Casa de Aragón, en la plaza de la República Argentina (Madrid). El único sitio donde puedes beber un vino y ver delfines. ¡Ja!
Paella con Torrontés.
Recuerdo tener 6 o 7 años y entrar con mi hermana al lagar de mi abuelo a pisar la uva con botas de goma. Era en Covarrubias , un pueblo precioso de Burgos. Luego nos bebíamos el mosto y fingíamos estar piripi.