Por Alberto Matos
Evocadora y con sonoridad casi mística. El comercio de vino en el mundo antiguo no podría entenderse sin la Malvasía. Una uva surgida probablemente en el Peloponeso que pronto se extendió por todo el Mediterráneo a bordo de los navíos venecianos. Su enorme aceptación provocó que otras variedades fueran bautizadas de manera prolífica con el mismo nombre, dando así lugar a una extensa familia que, como cabría esperar, en la mayoría de ocasiones no guarda parentesco.
Son varias las teorías que tratan de explicar las raíces etimológicas de la Malvasía, si bien la más aceptada es la que ubica su origen en la ciudad de Monemvasía, situada en el extremo sur de la península griega del Peloponeso. Es allí donde, en 1214, diversos testimonios escritos sitúan las primeras producciones de vinos dulces a partir de esta variedad. Unos vinos cuyo nombre transliterarían a su idioma los mercaderes venecianos como “vinum de Malvasias”, tal y como aparece reflejado en varios documentos de 1278, que recogen la importación de vinos de esta zona así como de otras como Creta y Santorini.
En cualquier caso, según Alejandro Paadín, sumiller y gran conocedor de esta variedad -entre otras muchas cosas- a día de hoy no se conoce con exactitud el tipo de uva empleado en su elaboración. Afirma que de lo que sí hay certeza es de que, a partir del siglo XIII, esta nomenclatura comenzó a extenderse rápidamente más allá de los confines del Mediterráneo y que, ya en 1572, el erudito chipriota Stefano Lusignan describía estos vinos aromáticos y dulces -con hasta 17º de alcohol y un precio que duplicaba al del Claret bordelés- como el fruto procedente de vendimias tardías y de un asoleo de tres días.
Sin rival en el mercado, no tardaron en aparecer en otras zonas vinos con características similares, elaborados en su caso con variedades locales como la Gual o la Vermentino, que fueron rebautizadas fraudulentamente como Malvasía.
La diáspora
El descubrimiento de las islas de Madeira y Porto Santo, allá por 1418, resultaría crucial para la globalización de la Malvasía, explica Paadín. El rey Enrique I de Portugal encomendó el control del pequeño y remoto archipiélago al capitán Juan Gonçalves, a quien encargó plantar las nuevas tierras con caña de azúcar de Sicilia y vides de Creta, probablemente de la variedad Malvasía, para abastecer el reino sin depender así del monopolio de los turcos.
Aquellos primeros vinos encontraron una tímida aceptación en el mercado inglés de mediados del siglo XV, principal importador de vino por aquel entonces. Allí preferían los sack de Jerez y Málaga, e incluso los Canary Sack.
Así que no sería hasta el descubrimiento de América cuando la Malvasía de Madeira experimentara su propia revolución. En este sentido, las nuevas colonias británicas de ultramar controlaban en sus aduanas la importación de vino a excepción del producido en la isla portuguesa, donde los barcos ingleses solían recalar buscando vientos y corrientes marinas favorables en su camino al Nuevo Mundo.
LA MALVASÍA EN ESPAÑA
La Malvasía se encuentra ampliamente presente en todas las zonas productoras de nuestro país. Al menos sus homonimias, en especial las conocidas como Malvasía Riojana o Alarije, y Malvasía Castellana o Doña Blanca. En menor medida, también podemos encontrar la Malvasía Fina o Torrontés.
Si nos ceñimos exclusivamente a las Malvasías originales, España cuenta entonces con tres únicos varietales principales, distribuidos geográficamente de la siguiente manera según el informe sobre “Aplicación del régimen de autorizaciones de nuevas plantaciones de viñedo 2022 y potencial de producción vitícola en España”, publicado por el Ministerio de Agricultura con datos actualizados a 31 de julio del pasado año:
Baleares
Canarias
Castilla-La Mancha
Cataluña
Total (Ha)
Malvasía aromática
83
68
144
122
417
Malvasía Rosada
0
5
0
0
5
Malvasía volcánica
0
943
0
0
943
De esta tabla se desprende que la comunidad canaria se posiciona como la principal productora de Malvasía en nuestro país, con casi un 75% del total. En su caso, esta variedad llegó a sus viñedos procedente de la vecina Madeira para acabar cruzándose tiempo después con la variedad autóctona Marmajuelo, dando así lugar a la Malvasía Volcánica.
La Malvasía y sus hijos ilegítimos
Actualmente, como consecuencia del furor comercial que experimentó en su momento, son muchas las zonas productoras en el mundo -especialmente en Europa- que cultivan y producen vinos a partir de uvas que comparten la homonimia de Malvasía. Sin embargo, en la mayoría de los casos lo que comparten es solo eso, el nombre, porque la relación de parentesco entre ellas suele ser inexistente.
Entre los más de 280 tipos de uva conocidos como Malvasía, se estima que apenas doce o trece, entre los que se incluyen cruces y mutaciones, guardan alguna relación con las Malvasías medievales.
Tras realizar un análisis de los perfiles SSR y de los clorotipos de la base de datos del catálogo internacional de variedades de vid (VIVC, por sus siglas en inglés), un equipo liderado por la genetista Francesca Fort ha establecido el origen de estas primeras Malvasías en tres focos principales: los Balcanes y el sur de la península itálica, donde ubica la variedad primigenia; la península ibérica, donde localiza los primeros cruces locales; y el norte de la península itálica, donde aparecen las modalidades emparentadas más recientes.
De este modo, las del primer grupo presentan marcadores genéticos comunes, por lo que están consideradas variedades independientes y genuinas. Entre ellas destacan la Malvasía Dubrovacka, la Malvasía Bianca, la Malvasía Bianca Macarrones, la Malvasía del Lazio, la Malvasía del Cilento, la Malvasía Istriana, la Malvasía Bianca Lunga y la Malvasía Zupska.
Por su parte, del segundo y tercer grupo cabe destacar los cruces que han dado lugar a la Malvasía Babosa, la Malvasía Volcánica, la Malvasía Nera di Brindisi y la Malvasía Nera di Basilicata. Finalmente, algunas mutaciones naturales están representadas por otras como la Malvasía Rosada y la Malvasía Bianca di Candia.
Todas ellas comparten generalmente el perfil demandado hace ya casi un milenio, añade Paadín, que no es otro que el de un alto potencial de acumulación de azúcares con el que conseguir elevadas graduaciones alcohólicas y un dulzor natural que proporcionan al vino la capacidad de viajar de un punto a otro sin sufrir procesos oxidativos y de aportar asimismo un alto potencial calórico.
Sin embargo, pese a estos rasgos comunes, lo cierto es que existen notables diferencias entre las Malvasías mediterráneas. Sin ir más lejos, la intensidad aromática de la Malvasía Dubrovacka nada tiene que ver con la delicadeza de la Malvasía Istriana.
PERFIL ORGANOLÉPTICO
Si bien es cierto que, a grandes rasgos, las Malvasías son variedades aromáticas, también lo es que determinados varietales y clones pueden proporcionar perfiles más discretos. A estos últimos acuden determinados elaboradores, que recurren para ello a la Malvasía Volcánica, algo más comedida.
Bajo las mismas condiciones de suelo y clima, la Malvasía Volcánica presenta una maduración más precoz, de casi un mes de diferencia respecto a la aromática. En este mismo contexto, la comparativa entre los diferentes parámetros analíticos realizada por profesionales de Colección Base de Vid del Instituto Canario de Investigaciones Agrarias (ICIA) ofrece los siguientes resultados:
Grado alcohólico probable
Acidez
pH
Malvasía aromática
16,1%
9,99 GL
3,4
Malvasía volcánica
13,9%
5,9 GL
3,3
Estos parámetros se corresponden con los de una vendimia realizada en el considerado “momento óptimo de maduración” en el tinerfeño Valle de Guerra, aunque actualmente se está experimentando con vendimias precoces, que limitan la carga aromática de la uva, reducen el potencial alcohólico y aumentan la acidez con el objetivo de obtener vinos más ligeros que se ajusten a la actual tendencia del mercado. En la búsqueda de nuevos estilos, también se están adaptando las técnicas en el campo, modificando las conducciones, gestionando las canopias y optimizando patrones y clones.
Lejos de las tradicionales elaboraciones mediterráneas de vinos dulces naturales y naturalmente dulces, tanto los nuevos hábitos de consumo como el control de las vinificaciones han propiciado que podamos hoy disfrutar de interesantes elaboraciones de Malvasía, en sus versiones jóvenes, con crianza, espumosos, macerados con pieles…
Además de vinos blancos, la Malvasía Rosada o la tinta Malvasía del Cilento posibilita la elaboración de vinos rosados y tintos, aunque estas últimas no se encuentran en España, concluye Paadín.